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Esmeraldeñas y su orgullo por el cabello afro

Dos afroesmeraldeñas, Ecuador, revelan cómo cada rizo es una historia de resistencia, identidad y amor propio.

El sol caía sobre el malecón de playa Las Palmas, en la ciudad de Esmeraldas, y la brisa del mar se mezclaba con las voces de tres mujeres sentadas sobre el césped. Angela Calderón, Embajadora con Propósito de Relatos Esmeraldeños, escuchaba atenta a Melani Cortez Quintero y Denisse Hinojosa Valverde.

La escena, sencilla y poderosa, reflejaba un mismo hilo conductor: el cabello afro como símbolo de fuerza, resistencia y orgullo cultural.
Denisse, mercadóloga y madre, recordó un episodio que marcó su camino. Denisse hace diez años decidió cortar su cabello al ras. Pasó por una etapa de alisados, pero un día, sin mirar atrás, optó por dejarlo crecer de forma natural.

Sus hijas son hoy sus mayores espectadoras y herederas de ese amor por lo auténtico. Entre risas, contó que en la universidad sus compañeros se sorprendieron y su padre incluso bromeó con ideas equivocadas sobre su cambio de look. También recordó cuando un hombre en la calle le dijo: “dame un pedazo de tu cabello para lavar ollas”, un comentario despectivo que no la derrumbó. Al contrario, fortaleció su convicción. Hoy su esposo la llama “leona” por la fuerza y belleza de su melena afro.

Denisse Hinojosa, luce con orgullo su cabello afro.
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Se le cayó el cabello

Melani, estudiante universitaria de 19 años, tuvo su primera gran lección sobre el cabello afro a los nueve años. Una tía intentó alisarlo, pero el proceso dañó tanto su cabello que comenzó a caérsele. Aun así, caminaba con orgullo luciendo sus cortos cabellos, conocidos localmente como “las primeras greñas”.

Durante años llevó trenzas hasta que, a los 17, logró comprar extensiones de cabello humanas. Ahora las luce con seguridad y recomienda a otras mujeres afrodescendientes darse ese gusto si así lo desean, porque —dice— “todas nos lo merecemos”.
Entre ambas historias surge un denominador común: el cabello no es solo estética. Es un lenguaje silencioso que habla de historias familiares, momentos dolorosos y triunfos íntimos. Tanto Denisse como Melani han aprendido que cada rizo es una respuesta a una sociedad que intenta que encajen en moldes ajenos. Ellas coinciden: “me gusta ser yo misma”.

Melani Cortez, es de las que luce orgullosa su extensión de cabello humano.

Le invitamos a mirar el video de Melanie y Denisse

No es moda, es identidad

Angela Calderón, testigo de la conversación y acompañada del director de Relatos Esmeraldeños, Manuel Gonzales, comprendió que aquel encuentro no era una simple charla sobre peinados. Era un retrato vivo de la resistencia afro y del amor propio, donde la fortaleza se teje en espirales y se peina con paciencia. También fue la confirmación de que, para muchas mujeres afrodescendientes en Esmeraldas y el mundo, el cabello afro es una bandera de identidad que se defiende en la calle, en el trabajo y en la familia.

Ángela Calderón, embajadora con propósitos de Relatos Esmeraldeños.

Cuando el atardecer cubrió Las Palmas, las tres mujeres se levantaron del césped. No había conclusiones escritas, pero sí un acuerdo tácito: seguir mostrando al mundo que el cabello afro no es una moda ni un accesorio pasajero. Es herencia, es declaración y es acto de amor propio… una corona. En Esmeraldas, como en muchos rincones del mundo, hay mujeres que lo llevan con la frente en alto, desafiando estereotipos y celebrando su raíz.

Historia del cabello afro en el mundo

El cabello afro tiene sus raíces en África, donde durante siglos fue símbolo de belleza, estatus social y pertenencia cultural. Cada peinado transmitía información sobre origen étnico, edad, estado civil o posición social.
En la diáspora africana, tras la esclavitud, muchas de estas tradiciones fueron reprimidas, y el cabello afro llegó a ser objeto de discriminación. Sin embargo, en las décadas de 1960 y 1970, en medio de los movimientos por los derechos civiles, el afro resurgió como emblema de orgullo y resistencia, especialmente en Estados Unidos.
Hoy, más allá de modas y tendencias, el cabello afro sigue siendo para millones de personas una poderosa expresión de identidad, memoria y libertad.

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