Repara licuadoras, ollas arroceras, de presión y, sobre todo, cocinas. En sus inicios vendía frutas en barrios.

Antes de convertirse en técnico en electrodomésticos de línea blanca, Joffre Macías Rizo fue arquero. Le decían “El Gato”, no solo por su agilidad bajo los tres palos, sino también por sus ojos claros. Soñaba con ser futbolista profesional: jugó en el club Unión Manabita y fue cuarto arquero del Esmeraldas Petrolero. Su historia en la reparación comenzó después de una pérdida: en un invierno, vendiendo frutas por barrios y pueblos, perdió su mercadería. Fue ahí cuando un cuñado le enseñó a reparar. Observó, practicó, y finalmente se independizó.

El Gato antes hacía visitas a domicilio para reparar los electrodomésticos de sus clientes, pero por la inseguridad en algunos barrios y el deseo de creer en lo profesional lo llevaron a establecer un local fijo, en las calles Rocafuerte y Bolívar, en la ciudad de Esmeraldas. Ahora cuenta con repuestos en su taller, pero antes tenía que viajar a hasta Santo Domingo, para adquirirlos.

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Orgulloso de lo que hace

“Estoy orgulloso de lo que hago. Este trabajo ha sostenido a mi familia e incluso he podido dar empleo a otras personas”, dice con una sonrisa. Destaca que, para estar más de 25 años en el oficio, ha tenido que ser altamente eficiente con su trabajo, del cual da garantías y en ocasiones descuentos, ya que la mayoría de sus clientes son mujeres que no siempre tienen dinero para comprar un nuevo electrodoméstico, por eso acuden a él, para que les dé solución y seguir cocinando en casa.

Los daños más comunes que atiende son en cocinas: tubos, tapillas, bases. En las licuadoras, las mariposas, cuadros y motores son los que más fallan. Joffre se muestra como un hombre tranquilo, amable, y no duda en hacerle descuentos a los amigos. Su historia forma parte de esos oficios que perduran y que ayudan a las familias, por eso lo mostramos aquí en Relatos esmeraldeños.