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La Barraca de Esmeraldas evoca nostalgia

Su ubicación estratégica junto al río Esmeraldas, hizo de La Barraca un lugar ideal para el comercio.

El cantón Esmeraldas tiene lugares que son parte de su historia profunda. Está Barrio Caliente, que destaca por su alegría; Playa Las Palmas por el turismo; el Mercado Municipal, que resiste firme a grandes cadenas comerciales; y está La Barraca, cargado de historias de orgullo, nostalgia y reflexión.

El término barraca no es el más agradable dentro de la memoria histórica del pueblo afro. En la época de esclavitud se creaban barracas para apilar a los esclavizados de origen africano. Eran “caseta o albergue construido toscamente y con materiales ligero”, precisa la Real Academia de la Española (RAE). Esmeraldas es un territorio poblado mayoritariamente afrodescendiente, sin embargo, La Barraca de Esmeraldas no está tan ligada a la esclavitud, sino la actividad comercial.

La Barraca está en la calle Pedro Vicente Maldonado, también conocida como Malecón, entre las transversales Mejía y Ricauter, junto al río Esmeraldas. Hasta las décadas de 1980 y 1990, este río fue una de las principales vías fluviales que unían a los agricultores con el mercado urbano. El hombre del campo era ingenioso: armaba balsas con caña guadúa, las amarraba con piquigua y transportaba sobre ellas sus productos.

Panorámica de lo que actualmente es el sector de La Barraca de Esmeraldas
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El viaje era largo y riesgoso. Por ejemplo, desde el cantón Quinindé hasta La Barraca un navegante cargado con madera, plátano y frutas se tardaba casi dos días, lo que ahora en carro se recorre en menos de dos horas. Relatos Esmeraldeños publicó en sus redes sociales un vídeo de cómo está La Barraca en el 2025, la reacción de nostalgia de la comunidad no se hizo esperar.

Le invitamos a mirar el vídeo de La Barraca.

Testimonios

Una de las casas más antigua de La Barraca que ha sufrido algunas modificaciones.

“Gracias por el video, está grandioso, me acerca a Esmeraldas”, destacó Duván Cangá radicado en Guayaquil. Para la emprendedora Shirley Klinger, mirar el vídeo le hizo recordar que “La Barraca, es el único lugar -de la ciudad de Esmeraldas- donde encuentro mis hojas blancas para hacer -envolver- mis tamales y el carbón para mis rellenas”.

Ronny Zerna Alarcón, recuerda cuando su papá iba a comprar arena, porque “allí llegaban las canoas con la arena para construir nuestra casita, allá en el barrio Nuevo Horizonte”. En cambio, Edén Bajana, recuerda a La Barraca de antaño como pintoresco. Ahí se reunían las personas que bajaban con sus balsas de verde, sapotes, carbón, mangos… la venta de pescado por pilo a dos reales (moneda de la época).

José Oreste Ayoví comparte su orgullo afrodescendiente. “Me encanta, cuando veo y escucho a mi gente negra, sin complejo a su color”, lo dice en referencia al vídeo donde se observa al director y periodista de Relatos Esmeraldeños, Manuel Gonzales mostrando un carpintero que sigue haciendo con madera, las bateas, molinillos, mazos…

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El audiovisual está también Inocencio Esterilla Nieves, uno de los vendedores que está desde cuando se vendía pescado y productos del campo en grandes cantidades. El Zurullo, como es conocido Inocencio dice que sus abuelos le contaron que antes La Barraca era el lugar más importante de la ciudad, por toda su actividad comercial y recreativa que incluía días de fiestas y el andar de hombres y mujeres caminando elegantes como ropa de los años 40 y 50 cuando fue la mejor época del lugar.

La Barraca regenerada

Hoy, en el sector aún se conserva una casa patrimonial que data de antes del siglo XIX, aunque su fachada ha sufrido modificaciones. Además, La Barraca cuenta con un centro comercial que lleva su nombre, considerado el primero del cantón. Allí se agruparon los comerciantes de ropa y calzado que durante años vendieron sus productos en las calles de la ciudad, consolidando así la evolución de La Barraca desde un muelle fluvial hasta un espacio urbano moderno, sin perder su carga histórica y cultural.

Inocencio Esterilla Nieves

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